martes, 12 de febrero de 2019

El santuario del corazón



Ayer noche, mientras bañaba a mi hijita, le puse esta música. Le encantó. El Adagio de Barber, ella ya lo conocía. Todos los fragmentos son absolutamente recomendables. Dejo uno de ellos. 
Los momentos que son bellos, como bañar a una hija acompañada de buena música, son los que hacen que la vida valga la pena y que dan energías para otros momentos. 
Mañana tendré sesión intensiva de Tribunales TFG (Trabajos Fin de Grado) en Oviedo. Me toca la Presidencia del Tribunal. Aquí nos pasamos la vida evaluando y siendo evaluados. 



Esta es la colección de los Mil Mejores Fragmentos de la Música Clásica, de Salvat, acompañada de cinco volúmenes comentados, que me compraron mis padres de niña. Además de muchos otros discos de conciertos que pedí. Ahora están en mi casa y los escuchan mis hijos conmigo. Lo bueno tiene que ser transmitido de padres a hijos. Y de madres a hijas. Es tradición.