Esta mañana mientras venía a trabajar, en la radio comentaron que Ada Colau dejaba Twitter. No sé si será una gran pérdida para Twitter, habida cuenta de que creo que tenía un millón de seguidores. Yo no era uno de ellos, así que no me ha perdido.
Los políticos tienen otras ocupaciones, aunque no lo parezca por Twitter. Su razonamiento es muy adecuado para justificar el abandono.
Twitter no sé si se pierde algo. La que no perderá nada, absolutamente nada es la ciudad de Barcelona el día que deje de ser alcaldesa. Esta señora tiene la misma competencia profesional para dirigir una ciudad como Barcelona que para operar a un niño a corazón abierto. Tal vez en lo segundo se habría cortado un poquito, antes de asumir tal cargo. En la alcaldía es evidente que no. Que se siente muy capaz, que tiene una idea grande de sí misma, así como de mujer sexy teniendo en cuenta las fotos que sube a la red y casi argumentar como mérito para la alcaldía su bisexualidad.
Todo es opinable.
Que sea la alcaldesa de Barcelona es una elección de los barceloneses que la han votado y que no cabe otra cosa que respetar. Allá ellos.
Según el catedrático Arruñada, nunca ha estado peor gobernada, ni Barcelona, ni Cataluña.
Arrivederci, Ada.
