Arantza es de las mías, de las que
no les importa decir la edad o más bien, que presumen de edad. Lo importante es
cumplir años; la alternativa, estar en el hoyo. En mi caso, será en el aire o
en una caja con mis cenizas, porque quiero ser incinerada. Abulto poco estando viva
así que no tiene mucho sentido ocupar espacio y terreno después de muerta.
Según esta conversación con Bosé, éste le dice que 4 años son una generación. Son formas de verlo. Yo creo que 10 años sí son una generación. Para charlar y para cualquier cosa. Más de 10 años mayor un señor que yo, lo consideraría fuera de mi generación. Hasta ese intervalo, un óptimo, tanto mejor cuanto mayor sea la diferencia. A la baja, para mí, una aberración. Formas de ver la vida.
Divertida la Furundarena y este artículo suyo. Como siempre.
https://www.elcomercio.es/opinion/generacion-20210406000848-ntvo.html
GENERACIÓN
Peligro. Gente a medio vacunar, que ya se siente
inmortal, anda suelta. Y a ello se suma el regreso a la actividad del
negacionista Miguel Bosé. La incidencia de casos podría aumentar, aviso. Aunque
no hablo yo, habla mi resentimiento después de ver cómo a muchos de mis amigos
los van vacunando y yo sigo aquí, con el brazo más huérfano de pinchazos que el
de un yonqui sin camello. Todo por haber nacido unos meses más tarde. Aunque en
el fondo me digo que casi prefiero esperar a ver cómo les pinta la AstraZeneca
a estos pioneros... Lo mismo cuando llegue el nuevo cargamento vuelven a
modificar los criterios y a los que cumplimos 61 en marzo nos ponen la Pfizer,
la Janssen, la Moderna... O, tal como están las cosas, una mezcla adulterada de
todas ellas. La de AstraZeneca la dejarían entonces para los de entre 70 y 75.
Que nadie se sienta a salvo.
Recuerdo que en la primera entrevista que le hice
a Miguel Bosé hablamos de la edad. Él se las estaba dando de muy mayor cuando le
avisé: «Solo me llevas cuatro años». «Eso es casi una generación», me contestó.
Bueno, pues en el tema pandémico resulta que
ambos somos de la misma, de la generación AstraZeneca. Y Norma Duval, también.
De hecho, Norma y Bosé solo se llevan un día. Él cumplió 65 el sábado. Ella, el
domingo. Son casi mellizos, pero se parecen muy poco. Ella ha publicitado por
todo lo alto su vacunación en el Zendal y él en cambio no piensa ponerse ni la
primera dosis... Quizás porque ya se las puso todas en aquellos «años salvajes
de drogas y sexo a lo bestia», que ahora le ha relatado a Jordi Évole.
En el fondo comprendo a Bosé. Lo suyo no es
negacionismo. Es pura lógica. Pensará: «Si con todo lo que me he metido sigo
vivo, yo ya estoy vacunado para los restos».