viernes, 18 de septiembre de 2020

Ayer estuve con De Guindos

Pues sí. Lo confieso. Pasó. Aquí mismo, en mi celda académica 104. De tú a tú. ¿No hay mal que por bien no venga, verdad? Esta pandemia solo nos ha traído males, creo yo, pero entre otras cosas, esta digitalización exacerbada, en muchos aspectos, ha llegado para quedarse. 
Escuché a De Guindos cuando vino a La Granda (Asturias) hace unos años, en vivo y en directo. Pero resulta que ahora, con esa misma plataforma que utilizo para dar clase a mis alumnos, con esa misma, pude escuchar en directo (no en viva presencia) a alguien como De Guindos, y plantear preguntas a través del chat y todo. 
No era yo sola. Había alrededor de 2.500 personas conectadas al mismo tiempo. 
Debo reconocer que eso sí que es una ventaja. Una hora nos habló, puntual desde Frankfurt, como un reloj suizo. De 10. 05  a 11.05 horas. 
Valió la pena. Lo contaré. 
Ya he contado públicamente, en artículos para EL COMERCIO mis razones para valorar a este gran economista y lo mucho que ha hecho por nuestro país. 
Tremendo esto de que una señora no pueda ocultar sus debilidades, ni siquiera las de tipo económico, como es en mi caso con este señor. 
¿O si podría ocultarlas, si quisiera hacerlo, que no quiero?