sábado, 19 de septiembre de 2020

Amor sin prisa

Parece que los millennials se lo toman sin prisa, y que las redes y el conocimiento previo que les aporta, evita tener que besar a la rana. 
Hacen bien. Las prisas son malas consejeras en todo, pero en el amor más todavía, por lo relevante de la elección y las consecuencias que tiene para tu vida. 

Reportaje de MUJER HOY. Suplemento femenino de EL COMERCIO.

https://www.mujerhoy.com/temas/generales/pareja.html

Amor lento: ¿por qué los millennials se toman la pareja con calma?

En las relaciones, los tiempos también han cambiado: los jóvenes apuestan por el “amor lento” para conocerse mejor. Y la pandemia, según la antropóloga Helen Fisher, ha ralentizado más ese proceso.


¿Cuánto tiempo se necesita para conocer a una persona y estar seguro de que es la ideal para formar pareja a largo plazo? La antropóloga y neurobióloga norteamericana Helen Fisher, investigadora senior del Kinsey Institute, de la Universidad de Indiana, tiene clara la respuesta: el secreto no son los años o los meses, sino tomárselo con mucha calma. Fisher, autora de estudios como el clásico Anatomía del amor: historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio (Anagrama), ha puesto de manifiesto en recientes investigaciones lo que llama “el amor lento” y dice que es la nueva forma de amar de los millennials.

La sociedad digital ha alargado la etapa precompromiso aún más.

Salen menos y se casan mucho más tarde que cualquier generación anterior. ¿Son más conservadores? ¿Quizá es que no les interesa la estabilidad sentimental? La realidad es la contraria: son más prudentes porque quieren dar con la pareja adecuada y saben que el camino hacia ella es la lentitud. Tienen todo tipo de relaciones: amistad con derecho a roce, sexo de una noche, convivencia... pero no porque busquen experimentar, sino porque han optado por alargar el camino para no equivocarse. “Quieren conocer a fondo a su futura pareja antes de invertir tiempo, dinero y energía, dando el paso hacia una relación formal”, explica la antropóloga. Lo prueban todo no porque sean disolutos, sino porque son prudentes. Quieren, simplemente, encontrar la pareja que encaje.
 
Fisher ha participado en un estudio realizado sobre 5.000 solteros norteamericanos, que ha abierto los ojos de los investigadores sobre el romanticismo de los millennials: el 66% ha tenido una aventura de una noche; el 54%, un amigo con derecho a roce; y el 56% ha convivido antes de casarse. Y estas fases se han hecho más largas, porque el cortejo cada vez dura más. La sociedad digital ha alargado la etapa precompromiso aún más.
“El amor romántico no ha evolucionado en millones de años. Es una reacción básica del cerebro, como el miedo, la rabia o el placer –explica Fisher–. Pero hoy lo buscamos de forma distinta. Con la sociedad digital, ha cambiado la estructura del cortejo: cómo, cuándo y dónde se busca el romance”. El 51% de los solteros busca citas en Facebook y el 34% utiliza Google para investigar a un potencial ligue. “En realidad, las páginas para buscar pareja son lugares de presentación –añade la antropóloga–. La tecnología no está cambiando la capacidad de deseo y amor, sino que proporciona nuevas maneras de localizar y retener a una pareja”.
Pero, ¿cuáles son esas etapas que marcan el camino hacia el compromiso? La primera, “solo amigos”: salir el mismo día que te llaman, pagar a medias... Es una etapa inicial antes de implicarse sexual o emocionalmente. La segunda, “amigos con derecho a roce”: tienen sexo, con exclusividad. La tercera, “la primera cita”, que a veces es la etapa siguiente a la de solo amigos: te invitan dos o tres días antes de la cita y lo apropiado es ir a un restaurante bonito. Otra etapa es “sexo casual”, que proporciona una gran número de datos sobre la otra persona, es una especie de “entrevista”, según los investigadores. “Vivir juntos” se ha ido convirtiendo en una rutina. El 64% de los solteros lo consideran un paso previo al matrimonio. Y, finalmente, el “matrimonio”: un contrato, pero no el definitivo, porque hoy la mayoría cree que se puede romper si no hay amor-pasión de por medio.
Pero, a pesar de todo, el romanticismo sigue más vivo que nunca. Más del 54% de los solteros norteamericanos cree en el amor a primera vista y el 86% busca a una pareja de por vida. “En los años 50, una chica se casaba a los 20 años –explica Fisher–. Hoy, lo hace casi a los 28 y los hombres, a los 30. La razón es que lo que buscan los jóvenes hoy, y que me admira, es conocer quién es y cómo es su posible pareja estable, si son compatibles en el carácter y en el sexo. Por esa razón, la fecha de la primera cita se retrasa todo lo posible”. Antes, el matrimonio era el comienzo de una vida en pareja; ahora es la culminación.
¿Esta prolongación del cortejo se debe a que los millennials son mucho más conservadores? “Absolutamente. Yo les llamo los nuevos victorianos: muy formales, muy precavidos, como lo eran los contemporáneos de la reina Victoria”, responde la investigadora. El centro de su vida es el momento Define the relationship [Define la relación], esa conversación sobre hacia dónde se encaminan. El tiempo más adecuado para tenerla es cuatro meses después de su inicio.
Fisher trabaja con match.com y ha comprobado que la generación del “amor lento” es conservadora, pero también independiente y pragmática: el 40% quiere aprender a aceptarse antes de ser aceptado por otro, mientras el 30% desea tener sus finanzas en orden y el 25% saber hacia dónde va su carrera, antes de comprometerse.
“Es una generación tremendamente seria –añade Fisher–. La pandemia ha reforzado esa seriedad, con una diferencia: los encuentros ahora son por videochat, que añade un eslabón al cortejo y propicia una nueva manera de mostrarse y entablar intimidad. Ya no tienes que “besar a la rana”, porque ves cómo es. El proceso de selección está hecho antes de conocerse”.

¿MÁS estables, más FELICES?


“Los millennials se casan más tarde, pero su matrimonio es más estable y entre iguales. Vamos hacia una igualdad social, sexual, económica, interracial, con menos hijos y doble renta familiar. Eso es una forma de felicidad”, asegura Fisher. “Pero no es internet quien ha creado una forma de relacionarse más conservadora. Lo que sí ha supuesto un gran cambio es la entrada masiva de las mujeres en el mundo laboral. Ya no tienen qué casarse con el vecino. Tienen tiempo y buscan a un compañero”, reconoce la antropóloga.