jueves, 30 de enero de 2020

Yo sí escribo cartas

Yo sí escribo cartas
Hace unos días publiqué una entrada por este blog titulada “The letter”. 
Era relativa a una canción y comentaba yo que ya casi nadie, hoy día, escribe cartas.
Casi, no quiere decir nadie, nadie en absoluto. Pertenezco al grupo de personas que sí escriben cartas, porque eso les ayuda a ordenarse y expresar correctamente las cosas que piensen y sienten.

En diciembre de 2019 se cumplieron 10 años de mi colaboración con EL COMERCIO, que espero continuar. Un día, sentí que tenía algo que decir; me sentí empujada a ello. Al decano de la prensa asturiana le pareció bien. Y ahí sigo, y seguiré dando mi opinión públicamente, porque a mi me apetece y a ellos les parece estupendo. Y la colaboración es precisamente así: en CARTAS DE OPINIÓN, además de artículos de Economía, en la Sección de Economía del diario y en el blog económico de actualización semanal. 

Publicar cartas tiene sus riesgos, pero me compensan. Sobre todo porque no pertenezco al grupo de personas que piensa una cosa y luego dice otra, según el entorno. En la Torre de Marfil abunda ese tipo de gente. Para mí entran dentro del catálogo de los cobardes, o de los aprovechados, o de los mentirosos y, automáticamente, dejo de fiarme de esa persona. La evado. Además, como lo dicen por teléfono o sin testigos y no lo dejan por escrito, siempre podrán negar que lo han dicho. ¿Qué listos verdad? Más bien diría yo listillos. Pero no me gustan los listillos. Solo me interesa la gente inteligente y buena.


Yo tengo facilidad para escribir cartas y mi hija para hacer peinados varios. Y nadie le ha enseñado. Es completamente autodidacta. Yo soy bastante patosa para el cabello; para el maquillaje no pero el cabello sí. Ella lo ha heredado de su abuela materna y la destreza se ha saltado una generación con servidora. 


Recogido de cabello por obra y gracia de Elsa Patón Álvarez. Lo que hace una niña que se aburre, a su mamá que también se aburre y tiene calor, en una exposición temática de fútbol. 



Barcelona, agosto de 2019.