lunes, 13 de enero de 2020

Entrevista a Christina Rosenvinge



Me gusta verlos aquí, y escucharlos aquí, hablando de música, hablando de literatura, que son artes que encajan aunque no sean lo mismo, coqueteando, él más que ella, buscándola, alabándola, admirándola, ella riéndose por eso y se la ve feliz. 
Me gusta muchísimo verlos aquí. 
En un momento dado ella dice: "Como bien sabes yo no pienso". 
¡Caramba! Qué cosas dice esta bella mujer. 
Yo sí pienso. Me lo pienso hasta para comprar un pantalón que ahora, apenas compro ropa. Prácticamente nada porque tengo demasiada y me parece innecesario y hasta me aburre. Prefiero dedicar el tiempo a otras cosas. 
Si te piensas qué pantalón encaja o necesitas en tu vestidor, cómo no te vas a pensar la pareja que encaja contigo y con la que, a priori, quieres pasar el resto de tu vida, y en cuyos brazos quieres morir. Hay que pensarlo mucho, requete-muchísimo, hay que darle vueltas a la neurona, esa única neurona que según los misóginos tenemos las rubias. Pues yo a la mía, le doy vueltas y vueltas. No decido por impulso. Tiene que haber impulso, evidentemente, porque si no lo hay, no hay nada. Pero a partir de ahí, hay que hablar, hay que escuchar, hay que verse, respirar frente al otro, oírle, y luego tomar contacto como pareja, y después volver a pensarlo, y echarle otra buena pensada, y valorar cómo te sientes en la distancia y en la cercanía....Y después de todo eso, ya decidir. 
Bueno, puedes tenerlo claro y saber que ese puede ser el camino, pero hay que recorrerlo y pensar sobre cada paso que das. 
Pero así sin pensar, chica, qué quieres que te diga, que no puede ser....Al menos, no para mí.