martes, 12 de noviembre de 2019

De Guatemala a Guatepeor

Este artículo fue publicado en el diario EL COMERCIO 
en su SECCIÓN de ECONOMÍA, el 12/11/2019


Lo mío no es la aritmética electoral y los entendidos han dicho que tras las elecciones del pasado domingo estamos ante un parlamento ingobernable. Hemos salido de Guatemala para ir hacia Guatepeor. Miro la economía y ¿qué veo? Veo que, o bien son capaces de pergeñar un gobierno que evite las quintas elecciones en menos de cinco años, o nos estrellamos. Que estamos en caída libre queda claro. La bolsa lo dice en el momento que escribo estas líneas y reacciona con caídas. Nuestro país necesita reformas profundas y no tengo claro que el posible gobierno que pueda salir – si es que sale- las pueda llevar a cabo. Nuestra situación económica, tras seis años de expansión, presenta un crecimiento que se acerca a tasas del 1,5%, que son peligrosas porque a nuestra economía le cuesta crear empleo. Los últimos datos de desempleo lo corroboran: el paro está por encima del 14%. Nuestro déficit público es de los más elevados de la Unión Europea: 2,1%; la Seguridad Social gasta 16.000 millones de euros más de los que ingresa y la deuda a pública a tope, en torno al 100% del PIB. Un lustro de estancamiento parlamentario ha producido una parada en reformas económicas urgentes para nuestro país. Tenemos retos importantísimos que solo un gobierno fuerte, que sepa lo que tiene entre manos en cuestiones económicas, podría abordar. A saber. En infraestructuras es clave tener un gobierno para abordar proyectos como la privatización de autopistas quebradas, el plan inmobiliario de Aena, el plan extraordinario de inversión en carreteras (PIC) y el pacto de Estado que en este aspecto también se pide (como en tantos otros), ante el vencimiento de peajes y la necesidad de definir un modelo de pago de las autovías españolas. Obviamente, el papel de la Administración central es clave para licitar obra pública y, sin gobierno, poco se puede hacer. 



El sector inmobiliario, la vivienda, clave en la economía española, también se ve afectado por una situación de desgobierno, con alquileres al alza en los precios, la política de vivienda social y posibles planes de ayuda para la emancipación de los jóvenes. En el campo energético hay desafíos importantísimos: una obligada transición energética, absolutamente necesaria. Lo sabemos bien los asturianos. Antes de que finalice el año todo el sector de las energías renovables espera que se clarifique la tasa de rentabilidad para las plantas de generación que gozan de primas estatales y que sufrieron un fuerte recorte en 2013. Nos jugamos nuestra credibilidad en este aspecto. Tenemos un futuro cierre nuclear encauzado y es preciso abordar la gestión de residuos nucleares, lo cual no se puede obviar dado el alto coste económico y climático. A nivel de banca, se está preparando una nueva ronda de fusiones pero nadie parece querer mover ficha sin un Gobierno estable. ¿Qué va a ocurrir con Bankia? Lo quiere saber hasta la propia entidad nacionalizada. Recordemos que el Estado todavía tiene un 62%, paquete valorado en 3.500 millones y ha perdido más del 50% de su valor en los dos últimos años. Al sector bancario, sobra decir que una alianza de PSOE con Podemos no le resultaría de un lindo color. Y suma y sigue. Uno de los candidatos creo recordar que regaló en cierta ocasión la serie “Juego de Tronos” a su Majestad el Rey Felipe VI. Parece que todos ellos juegan a los tronos. A ver quién se sienta. Y España no parece importarles demasiado, pero sí importa. Miro países con riquezas naturales enormes como Argentina y Venezuela, que están en situación desastrosa a causa de sus gobiernos. Y miro a Holanda, que casi no tiene nada, pero tiene un pueblo que no se le pone nada por delante y ahí están. ¿Tolerarían los holandeses semejante tomadura de pelo de sus políticos? ¿A qué país quiere usted que se parezca España? ¿A Holanda? Yo sí. No obstante, vamos camino de lo contrario y no soy pesimista. Soy una economista con los pies en la tierra.