Como señalo al final de la entrada anterior, de la bella canción francesa, 24-48 horas es el tiempo máximo que me doy para aguantar un palo. Un revés.
No me regodeo en los golpes y en el dolor. Tiro para adelante, cada día, con las herramientas que tengo. Hago por estar bien, cada día, aunque no lo esté.
Sin más.