viernes, 2 de junio de 2017

Asturianos por el mundo

Hay un par de asturianos que han llegado muy lejos y de los que cabría esperar que todos nos sintamos orgullosos y, sin embargo, yo no puedo evitar sentir un cierto rechazo. 
Me alegro muchísimo de que hayan llegado tan lejos y de ver asturianos de renombre internacional. Lo que no me acaba de convencer es su actitud que siendo asturiana puedo entender, porque ambos comparten peculiaridades de nuestro carácter pero cuando las veo amplificadas a nivel mundial por sus trayectorias, lo cierto es que no puedo evitar que me caigan mal. 
Uno ya se retira: Luis Enrique. Compañero de colegio gijonés de jesuitas de mi esposo, Luis Enrique es un año más joven, del 70, o sea de mi quinta, y mi esposo del 69. No despuntaba para nada en los estudios, Luis Enrique, quiero decir (mi esposo era brillante, como ahora) pero con el balón en el patio escolar evidentemente no tenía rival, según me cuenta mi marido. Fichó pronto por el Sporting. 
Se retira como entrenador del Barca. Nos ahorraremos sus ruedas de prensa, su carácter cortante, sus bromas socarronas que tal vez los asturianos podamos entender pero que se encajan mal y su imagen, que a mí me resulta particularmente desagradable. Con el pelo que siempre parece sucio - no soporto la falta de higiene -, su barba descuidada, - qué pesadez con la barbas por doquier -, el rostro brillante y sudoroso...


Que no, vamos. Que no me gusta Luis Enrique, ni por dentro - lo que se ve -, ni por fuera. Será del Sporting y del Barca, como mi esposo y mi hijo primogénito, ¡cómo no!, padres e hijos comparten religión futbolística, pero yo soy del Oviedo y del Madrid, aunque paso del fútbol. Y de Luis Enrique también. 
Por cierto, estuve revisando las fotos en el anuario del cole y estaba más presentable cuando era un chaval. ¡¡Qué divertido ver cómo pasan los años por la cara de los demás!!

Y de Fernando Alonso, pues ídem de lienzo. Yo creo que resulta muy cargante y quejicoso. A ver si le aciertan con el coche y vuelve a ganar. 

En fin, estupendos estos asturianos que han llegado tan lejos por el mundo. Si además fueran más presentables, ¡qué orgullosos podríamos estar de ellos!