sábado, 23 de septiembre de 2017

Ilustre catalán

Desde Cambridge, parece claro que lo que piensan por aquí es que el españolismo no está permitiendo votar al pueblo catalán, a la que definen como la región más rica de España. Para los británicos, la “pela es la pela”. Y yo me pregunto, ¿no está siendo un poco tibia y mínima la ayuda de la Unión Europea con este problemón? Cuando se trata de cuestiones económicas, enseguida se presentan los hombres de negro. Cuando se trata de romper el país, ni aparecen. Está claro que somos Unión Europea sólo para lo económico, y mucho menos para lo político. Hay que profundizar en esto. Cuando regrese a España, me encontraré ¿uno o dos países? Yo no descarto que se declare unilateralmente la independencia.  Mientras tanto, me consuelo leyendo en el PAIS las palabras de un catalán ilustre.



Juan Marsé dixit:

"Lo que se propone el Govern es rigurosamente incompatible con un Estado de Derecho. No necesito otro argumento para rechazar tal propuesta. Yo no soy nacionalista y todas las banderas me repugnan. Soy más bien provinciano, incluso comarcal. Soy pueblerino, digamos hortelano. Con el huerto me basta". "Está bien claro: que un grupúsculo antisistema como la CUP, una panda de impresentables llenos de estulticia y roña ideológica, tenga agarrado al despeinado president Puigdemont por los cataplines y pueda determinar los presupuestos generales de la Generalitat y las derivas más delirantes (como pedir que la Catedral se convierta en un mercado) que adornen el proyecto de secesión, muestra hasta qué punto la sociedad catalana está abocada al futuro más incierto, ridículo y calamitoso". "La triste realidad", dice Marsé, "es que el señor Puigdemont y el señor Junqueras, dos luminarias políticas que pasarán a la historia del esperpento ibérico, comparten, como ha escrito Valentí Puig, una aparatosa ignorancia sobre el Estado de Derecho y sobre la política, y, en concreto, sobre la historia política de Cataluña y de toda España". Le repugna "el relato maniqueo del Govern, la desvergüenza y la impunidad con la que Puigdemont y Junqueras mienten al hablar en nombre del pueblo, al apelar reiteradamente y del modo más miserable del mandato del pueblo que dicen haber recibido. Y de esa empanada mental que llaman el derecho a decidir… Sí, vale, pero ¿a decidir qué? ¿Que nos vamos de España y de Europa?".
"Hay otra cuestión de fondo", añade el autor de Últimas tardes con Teresa,"desde hace demasiado tiempo nos mandan políticos, tanto desde Madrid como desde Barcelona, que o bien son unos incompetentes o unos corruptos. Mucho me temo que seguiremos así, es decir, que van a seguir defraudándonos o robándonos, de modo que me da igual que me roben desde Madrid o desde Barcelona".
"No habrá referéndum”, dice, "pero el mal ya está hecho. Están registrados los buenos catalanes y los malos catalanes. Pero habrá nuevas elecciones, necesarias para la futura estabilidad de la política catalana. Esa es la salida del callejón sin salida".
E, irónicamente, da Marsé esta "última noticia": "El peinado del president Puigdemont ha sido declarado de Interés Turístico Internacional, y el Procés de interés turístico comarcal. Parece que no lo ven claro. El peinado, quiero decir".